Smax the barbarian
Moore y Cannon
Planeta DeAgostini. Barcelona, 2004.

Viñetas

Alan Davis continúa imparable. Tras sus especiales de La Liga de la Justicia y su elsewords El Clavo, entre otros trabajos memorables, nos llega ahora Killraven, recreación de aquel personaje que muchos asociamos a Neal Adams y que luego fue abordado por autores tan conocidos como Chaykin o Russell. La versión de Davis combina, como ya va siendo habitual en él, elegancia y ritmo trepidante a partes iguales. De nuevo el creador inglés demuestra su extraordinario dominio del medio, encargándose del guión y los lápices de esta historia. Como en otras ocasiones, deja las tintas al siempre eficaz Mark Farmer. Si no les basta con disfrutar de su obra, pueden echarle un vistazo a la larga entrevista que aparece en el especial que le dedican los de Dolmen. Allí comprobamos que, además de un extraordinario artista y un excelente profesional, es un tipo con las ideas muy claras y un profundo conocimiento del mundo del cómic y sus circunstancias económicas y creativas.

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Magia, dragones y fractales

Para muchos, Alan Moore es uno de esos escasos guionistas que han hecho madurar los comics y su estatus de genio parece garantizado. Para otros, entre los que me cuento, el inglés ha firmado algunos trabajos muy interesantes, pero también sabe cómo patinar a lo grande. Con sus luces y sombras, es alguien a tener en cuenta ya que, cuando acierta, exhibe un talento peculiar y diferenciado.

Entre sus últimas entregas, ya habíamos destacado aquí su Liga de la Justicia, un pastiche protagonizado por héroes clásicos, con muchos momentos memorables. Y también Top Ten, una especie de Hill Street del futuro, de cuyos personajes nos ofrece ahora una secuela.

En esta variación Moore nos transporta al hogar de un misterioso y enorme policía azul, adonde viaja acompañado por su compañera en las calles. Del futuro saltamos a una suerte de planeta-cuento, donde los autores recrean todos los tópicos habituales de las historias de magia y fantasía. Por las páginas de Smax desfilan duendes, dragones, enanos, elfos, ogros... Una disparatada fauna que se observa con muy poca seriedad y grandes dosis de irreverencia. El resultado es un tebeo cargado de humor, con malentendidos culturales y monstruos que se multiplican hasta el infinito.

El dibujo de Cannon sencillamente cumple aunque, como nos pasa con casi todas las obras de Moore, imaginamos qué habría hecho Gibbons con este material. Con el tiempo, su compañero en Watchmen ha demostrado que pocos son los dibujantes que como él son capaces de ofrecer una visión clara y rotunda, a partir de los abigarrados universos imaginados por el extravagante escritor inglés.
En todo caso, aquí está en un buen momento y el resultado es un trabajo interesante, divertido y emocionante, sin grandes pretensiones pero quizás por eso más rotundo. Los universitarios disfrutarán interpretando los guiños que se reparten por las viñetas, que van de Harry Potter a Bergman, pasando por Groo y Casper. Tal parece que estén haciendo méritos para que les dejen escribir la futura secuela de Schreck.


Florentino Flórez

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