Strangehaven
Gary Spencer Millidge
Planeta DeAgostini. Barcelona, 2006.

 

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Cielo Raro

Esta serie mezcla las peculiaridades de los culebrones con personajes excéntricos con el viejo concepto de la ciudad perdida y maravillosa, a la manera de Brigadoon o Shangri-La. Todo ello, aderezado con el aroma inconfundible de la campiña inglesa y muchos de sus signos diferenciales. El protagonista llega a Strangehaven, el pueblo que titula la saga, y allí pronto descubre que no puede abandonar el lugar. Con facilidad consigue en empleo gracias a una chica del lugar, que coquetea con él. Poco a poco vamos descubriendo a algunos de los extraños pueblerinos. Uno que viene del Amazonas, donde fue educado como chamán y de donde huyó para evitar una cadena de venganzas; otro que afirma provenir de una galaxia lejana y pasa los días intentando contactar con sus compañeros extraterrestres; el tendero rockero casado con una negra, que tiene a una china por amante y a quien el médico local diagnostica semanas de vida. Etcétera.

Aunque las series y películas cargadas de personajes raros suelen tener un éxito insospechado, de Amelie a la cosa aquella de los metros bajo tierra, pasando por el cine de Almodovar, yo sospecho que no son productos realmente populares y que la fortuna crítica no se corresponde con una auténtica calidad. Y que no debería confundirse la excentricidad con la diferencia.

En más de un caso, tengo la sensación de que nos encontramos ante guionistas incapaces de convertir lo normal en extraordinario y que por esa razón deben acudir a todo aquello que llame la atención sobre sus personajes. Si no somos capaces de insuflar auténtica vida a una mujer, pongámosle tres piernas o hagámosla asesina de serie, lesbiana y escritora de éxito. Por ejemplo.

Luego está la tradición en la que se inscriben obras maestras como Vive como quieras o tantas otras cargadas de genuino humor inglés. Donde la diferencia aparece no como una imposición que cargamos sobre los demás, sino como un conjunto de comportamientos peculiares que se presentan con simpatía. Y es en esa línea donde yo inscribiría Strangehaven.

Tiene un problema grave de dibujo, que no alcanza en muchos casos la brillantez de la escritura. Pero, de todas maneras, la serie es entretenida, sorprendente y llena de imaginación y buenas ideas. Y, como muy acertadamente señala Bryan Talbot en la introducción, hay muchas cosas más por descubrir.
Florentino Flórez

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