Sunday
Víctor Mora y Víctor de la Fuente
Glénat. Barcelona, 2006.

 

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Un vaquero llamado Sunday

Víctor de la Fuente dibuja esta serie entre 1968 y 1970 y para entonces ya llevaba un largo bagaje a sus espaldas. Se había iniciado dibujando en algunas de las revistas españolas más conocidas, como Chicos, Flechas y Pelayos o Maravillas. Luego conoció el camino de la emigración, Argentina primero y Chile después. Vuelve a España desde donde realiza historietas bélicas para Inglaterra, sin acreditar.
Es entonces cuando Toutain le plantea la posibilidad de dibujar una serie en las mejores condiciones posibles: con un tema que le gusta, el western, un guionista muy conocido, Víctor Mora, y destinada al mercado internacional. Así nace Sunday, de la que Víctor realizará doce episodios de 24 páginas cada uno. Luego su hermano Ramón dibujará otros cinco más.

En Sunday ya encontramos algunas de las mayores virtudes de Víctor de la Fuente, como un entintado tremendamente expresivo y que nadie ha sabido imitar, un sentido de la composición que convierte las viñetas en auténticos cuadros, una dinámica interna de las figuras que las vuelve vivas y creíbles, un dominio del dibujo de animales que ya es legendario, etc. Añadan a eso ciertos aspectos de su narrativa, que luego se refinarían y acentuarían en Haxtur, como es el empleo de espectaculares viñetas alargadas en sentido horizontal y vertical, juegos con la fragmentación de las imágenes, interés por la representación de momentos oníricos, uso de viñetas de fondo continuo, etc.

En el capítulo de las debilidades, señalar la movediza fisonomía del protagonista. Esa inconsistencia en la caracterización resulta sorprendente en un dibujante que parece puede con todo, de las ambientaciones a la descripción de la acción, pasando por bellas mujeres o feroces indios.

Sunday es, en general, una obra que aporta muchas satisfacciones en el terreno gráfico. Repasar sus planchas nos permite pasearnos por el talento único y diferenciado de ese asturiano universal, Víctor de la Fuente. Pero... cuesta leer estas aventuras. Y aún más determinar porqué. El trabajo de Mora no difiere tanto de anteriores obras suyas, como el Sheriff King. Pero aquí se echan en falta aspectos que sí encontrábamos allí, como el humor. Sunday, ayudado sin duda por los dramáticos dibujos de Víctor, destila una gravedad que no conviene al despreocupado tono aventurero de Mora. De hecho, cuando años más tarde vuelven a reunirse en Los ángeles de acero, Mora ya adopta un aire más desenfadado y llena esa serie de momentos cómicos, que la aligeran y mejoran.

Además, Mora está ya iniciando una transición hacia productos más serios, más comprometidos que no mejores, y algunos aspectos chirrían precisamente por eso. Cuando en el episodio ¡Linchad al asesino! el protagonista se enfrenta a unos indios y el texto nos informa de que les dispara, cuidando de no herir mortalmente a ninguno, no podemos dejar de sonreír. Una cosa es que el héroe no se encarnice con los nativos y otra muy distinta que los mime. En fin, la serie está llena de relatos donde se denuncian agresiones a la libertad de prensa, abusos racistas o atentados contra el derecho a la libre reunión. Pero ya saben, las buenas intenciones rara vez construyen buenas historias. En general, los personajes hablan mucho y el peso de los textos, tanto en diálogos como en cartelas de apoyo, acaba siendo excesivo, derrotando al lector mejor predispuesto y alejándolo de la lectura.

No podría señalar exactamente dónde está el problema, porque no creo que podamos hablar de grandes errores. Lo que cuenta Mora es interesante y el dibujo de Víctor es magistral. Pero un conjunto de pequeños deslices en la puesta en escena acaban arruinando el placer de la lectura, distanciándonos de lo narrado. Una pena.
En todo caso, una afortunada recuperación que promete ser la primera de toda una línea dedicada a Víctor de la Fuente. Sin duda se lo merece.



Florentino Flórez

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