Wally’s World
Steve Starger y J. David Spurlock
Vanguard Productions. Somerset, 2007


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El © de las viñetas pertenece a sus respectivos autores y/o editoriales.

los mundos de Wally

En la noche de Halloween de 1981 Wally Wood se pegaba un tiro con su magnun 44. La policía lo encontró días más tarde en su apartamento del valle de San Fernando (California), donde dibujaba comics pornográficos mientras esperaba una llamada de Hollywood. Concluía así una vida atormentada, marcada por el alcoholismo y los cambios de humor.

La biografía escrita por Starger y Spurlock viene a sumarse al progresivo interés por un autor cuya grandeza parece aumentar según pasan los años. Para sus seguidores, que son legión, Wood se caracteriza por su imaginación y detallismo exquisitos, por un entintado capaz de apropiarse y mejorar el trabajo de cualquiera, por ser el creador de mundos y seres fantásticos, imitados después hasta la saciedad, por sus voluptuosas y al tiempo ingenuas mujeres, por ser el padre de los monstruos de Mars Attack y tantas otras cosas. Si en lo artístico era un tipo disciplinado y encantador, en lo privado fue un auténtico desastre, con tres divorcios a sus espaldas, adicciones varias entre las que podríamos contar su relación enfermiza con el trabajo. Podía permanecer días atado a su mesa de dibujo, manteniéndose despierto a base de café, té y anfetas, ajeno a cuanto ocurría a su alrededor.

En los últimos años las reediciones que Planeta lleva a cabo de los tebeos de la EC nos han permitido recuperar una de sus etapas más importantes. Sus colaboraciones con Kurtzman en los tebeos de guerra son auténticos clásicos, así como sus contribuciones a la ciencia-ficción, con esos interiores de naves que luego han sido tan copiados. En la serie de Suspense sorprendía el radicalismo social del autor, aprendido a través de los libros de Jack London que su madre le recomendaba. Todos los episodios en que participa incluyen denuncias del racismo, los prejuicios, la brutalidad policial y otros asuntos polémicos.

De su faceta más humorística en Mad todavía conocemos sólo una parte y ya esperamos por sus colaboraciones en Panic, la otra revista de humor publicada por EC. Lo sorprendente en su caso es que podía saltar del dibujo serio al humorístico, con aparente facilidad. Aunque esto último convendría matizarlo. En realidad, en su etapa EC Wood resulta rígido y tiende a dibujar cabezones cuando se pone serio. Pero su entintado es tan maravilloso y su imaginación tan apabullante, que enseguida nos olvidamos de las debilidades del dibujo.

Años después, cuando colabora con las grandes editoriales Marvel y DC, va a firmar algunos episodios que nos demuestran cómo la práctica se nota incluso en los mejores. Cuento sus contribuciones para Warren como lo mejor de su obra, con historietas, como su peculiar versión de Marco Antonio y Cleopatra, directamente geniales. Todo esto lo conocemos y muchos recordamos claramente su estilo inimitable en su versión de Daredevil, superhéroe al que tuvo ocasión de rediseñar el uniforme, que se ha mantenido hasta la actualidad.

Pero su carácter difícil y sus dolencias le hicieron recorrer un duro camino, una larga decadencia que, sin embargo, apenas se aprecia en su labor. Aquí conocemos bien sus dos contribuciones a una revista militar: Sally Forth y Cannon, unos trabajos paródicos bastante subidos de tono que mezclaban, como era habitual en él, sexo y humor. El pasado año se presentaba una excelente edición de Sky Masters, las tiras donde daba una nueva dimensión a los lápices de Kirby, con quien ya había colaborado en Marvel. También sus tintas para La Liga de la justicia, una labor más rutinaria pero que, como siempre, él convierte en extraordinaria.

Ahora mismo permanece sin traducir su obra T.H.U.N.D.E.R. Agents y parte de sus historietas para su fanzine witzend, otra aventura adelantada a su tiempo y que tampoco acabó muy bien. Por supuesto su trabajo como ilustrador apenas es conocido, así como su última incursión en las tierras de la fantasía, la trilogía inconclusa The Wizard King. Pero lo que ya hemos leído es suficiente como para asegurarle un lugar de honor en la historia del comic y en los corazones de los aficionados.

Florentino Flórez

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