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 Cromos de luxe Sonia Pulido Editorial Monográfico. Burgos, 2007. 
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       Las chicas son guerreras Sonia Pulido acaba de publicar 
        un pequeño volumen donde agrupa sus cromos, una colección 
        de santos acompañados de breves textos. El librito nos permite 
        revisar algunas de sus constantes. Como la técnica que la caracteriza, 
        esas imágenes de procedencia fotográfica, redibujadas a 
        lápiz y con colores cálidos, que se mezclan con naturalidad 
        con zonas lineales, más gráficas, y franjas pictóricas 
        cargadas de texturas y collages. El resultado es de una coherencia sorprendente 
        y estéticamente muy eficaz. Varios factores ayudan a provocarnos 
        una inmediata sensación de placidez. Por un lado el color, por 
        supuesto. Sonia se mantiene fiel a sus gamas, una limitada paleta en la 
        que priman los rojos, los amarillos, naranjas, verdes y los cielos de 
        azul suave, todos ellos tonos que nos remiten a una suerte de verano eterno 
        en el que la autora parece haberse instalado. Muy ajustada a esa primera 
        sensación cromática se encuentra su figuración. Bebe 
        mucho de los anuncios y las imágenes de los cincuenta, con tipos 
        de sombrero y muchachas de peinados imposibles. Pero sobre todo lo que 
        Pulido nos trae es un mundo lleno de buen humor, con hombres sonrientes, 
        mujeres pícaras y seguras de sí mismas y una constante actividad, 
        muy alejada de ciertas veleidades góticas o tremendistas que tanto 
        gustan a otros ilustradores. Sonia define una geografía agradable, 
        un universo próximo a los delirios infantiles pero en el que también 
        caben la guerra de sexos, ciertos fetichismos y no poca reflexión. 
        Un trabajo bonito que se merece le peguen un vistazo. Hace ya tiempo que Sonia se mide, tanto en 
        el terreno de la ilustración como en el del comic, con nuestras 
        autoras más interesantes. A la cabeza encontramos a Purita 
        Campos, de quien se están reeditando muchas de sus obras, 
        comenzando por la popular Esther. Campos, que se inició 
        en el mundo de la moda, transfirió sus conocimientos a las viñetas 
        y sus planchas están llenas de figuras elegantes y bien vestidas, 
        algo que no pasa desapercibido a sus numerosos fans. Cuando ya estaba 
        prácticamente retirada, tras muchos años de trabajo para 
        agencias y con sus historietas distribuidas por diversos países 
        europeos, ha sido recuperada. En Gijón recibió un Premio 
        Haxtur por toda su carrera y a partir de ahí se ha paseado por 
        prácticamente todos los salones del cómic de este país, 
        mientras una nueva generación de lectores redescubría su 
        trabajo. Una importancia similar a la de Purita tiene la obra de Ana Miralles. Si la primera señala el territorio que una creadora podía alcanzar en el siglo pasado, la segunda nos indica que en la actualidad las únicas fronteras entre hombres y mujeres las marca el talento. Como Ana lo tiene, y mucho, hace ya tiempo que se encuentra instalada en la cima del comic franco-belga, trabajando con uno de los guionistas más conocidos, Jean Dufaux, y desarrollando proyectos que alcanzan a miles de lectores. Respecto a la calidad de su trabajo, pudo comprobarse en la muestra de originales que colgó el año pasado en el Solleric. Allí también pudimos apreciar 
        la aportación de otra valenciana, ilustradora como Sonia Pulido, 
        pero de más larga trayectoria. La obra de Ana Juan, 
        enigmática y expresiva, sigue creciendo y demostrando que a día 
        de hoy, la aportación de las mujeres al movedizo ámbito 
        del dibujo ya no es una cuestión de sexo sino de individualidades. 
        Permanecemos atentos. 
 
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