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Hace un par de años me he encontrado con un cómic, un tebeo, que me ha destrozado este esquema. Su título no es otro que el de Monster, del genial autor japonés Naoki Urasawa.Evidentemente lo novedoso no está en lo que cuenta, una mezcla de géneros magistralmente desarrollados y entremezclados, tampoco en como los cuentas o como los aglutina. La novedad esta en el enorme atractivo que esta serie acumula en cualquier parte de las historias que desarrolla, independientemente del resto de la historia global. Siempre he sostenido la idea, de que, se me hace sumamente difícil valorar una historia de cómics por entregas. Necesito leer la historia completa una vez finalizada y con bastante frecuencia esta lectura completa discrepa en su valoración de cualquier otra que de ella haya podido hacer en forma fraccionada.

Número a número he ido leyendo esta inmejorable serie y cada vez que lo he hecho, dado el tiempo transcurrido, un mes poco más o menos de diferencia en cada entrega, apenas recordaba lo que había ocurrido en la última entrega. Nada que se le parezca a lo que ha ocurrido cuando he ido leyendo entregas que hacían el nº 20, el nº 30 o el nº 36. Prácticamente solo por encima recordaba los orígenes y poco muy poco de las interioridades ocurridas a lo largo de casi 3 años.Nada de lo escrito ha impedido que esperara mes a mes con ansiedad la llegada de un nuevo número. Solo recuerdo haber estado en un estado similar con la edición de BURULAN de El hombre Enmascarado y Flash Gordon allá por los años 70 y pocas veces más.Pero lo más curioso de todo es que a pesar de no recordar anteriores tramas cuando efectuaba las nuevas lecturas, he estado atrapado y deleitado en cada una de las entregas, que para mayor dificultad no están iniciadas y finalizadas de acuerdo con las entregas japonesas. Cada número de la edición española reúne 3 capítulos japeneses y el final y el inicio de otros dos. Algo engorroso de entender y que sin embargo nunca han representado un obstáculo en mi lectura, por la simple y sencilla razón que cualquier parte de esta extensísima historia resulta amena, entretenida, interesante, atractiva y con un gancho que te atrapa desde las primeras páginas de cada volumen, simplemente con lo que en cada momento te está contado. Sensaciones que no recuerdo antes haber tenido nunca con ningún otro medio de expresión, lo que sin duda representa una innovación. Lo que permite escribir que estamos ante una OBRA MAESTRA.

SECUELAS CINEMATOGRáFICAS

Cuando escribía este artículo me venía a la mente que algo parecido había visto recientemente en otro medio de expresión, hasta que recordé donde. Había sido en la primer entrega de la última película de Quentin Tarantino, Kill Bill 1.Esta joya de la estética moderna me impresiono por su ritmo, atrevimiento y composición de cada imagen, hasta tal punto, que en si misma es casi una Obra Maestra- lastima de la lucha final-. Esta película es tan buena que aunque no se vea la segunda parte no representa ningún inconveniente para poder valorarla y entenderla sin final. Es más, si se la junta con la Kill Bill 2 el conjunto baja bastantes enteros, dada la gran diferencia estética, de ritmo y composición existente entre ambas entregas. Tarantino no cabe duda que ha leído muchos tebeos como Monster e incluso la propia serie.

FAUSTINO R. ARBESÚ