Invencible
Kirkman y Ottley
Aleta Ediciones. Valencia, 2007.
140 páginas, 15 euros

 

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El invencible Kirkman
Sin llegar a cumplir los treinta años Kirkman ya se ha convertido en uno de los guionistas más interesantes del mercado americano. Aquí citamos hace tiempo sus series Los muertos vivientes y Marvel Zombies, donde llamaba la atención su habilidad para construir personajes, su capacidad para renovar viejos temas y su exquisito humor negro. Pero esas historias tan sólo mostraban una parte del talento de esta estrella emergente, un verdadero niño prodigio al que habrá que seguir de cerca.

De sus colaboraciones con Marvel ya se han publicado su volumen Marvel Team-Up y parte de sus episodios para los X-Men. Para recordar ese apunte que deja caer en el Team-Up, esa impagable secuencia con una profesora tirándole los tejos al alter ego de Spiderman, el soso Peter Parker. Si el deseo siempre es mimético, resulta obvio que alguna mujer acabe preguntándose qué tiene Parker para estar casado con una supermodelo y busque respuestas.

Más interesante resulta su vida anterior a la Marvel, ofrecida casi en exclusiva por Aleta. Para olvidar, Reaper. El resto tiene algo. Puede ser simplemente entretenido, como Tech Jacket o Superpatriot, o divertido y cáustico, como Brit, pero nunca decepciona del todo. Además, de alguna manera Kirkman consigue siempre que sus dibujantes parezcan mejores de lo que son. No sé si es que elige muy bien, tiene mucha suerte o vigila la narrativa muy de cerca, pero sus colaboradores resultan efectivos y ponen normalmente el énfasis en algo muy importante en un tebeo, como es la expresión de los personajes. A todos les une cierta tendencia a la caricatura, dentro de unas pautas realistas, y eso también ayuda a favorecer las actuaciones.

Dejo para el final su serie más elaborada y para la que ya se habla de una adaptación cinematográfica, con el propio Kirkman al guión: Invencible. Resume cual es la aportación de este creador a los tebeos de superhéroes. Una mirada muy juvenil, donde se mezclan con aparente naturalidad la fascinación por el género y una distancia irónica, que le permite subvertir algunas de las reglas, sin resultar pedante. Como en ocasiones pasa con no pocos guionistas ingleses. En su afán de deconstruir relatos anteriores pierden la magia que atrapó a miles de lectores. Kirkman no y por eso es capaz de equilibrar el encanto del pasado y el aire del presente.

A esa actualización contribuyen en gran medida sus personajes. Desde el padre heroico que luego resulta un asesino interplanetario, hasta la madre que se vuelve alcohólica en un proceso perfectamente descrito, pasando por los amigos que piden se les pasee volando al descubrir que su colega es un superhéroe. Un auténtico desfile de secundarios cuyo papel en el relato aumenta o disminuye con pasmosa facilidad. De tal manera que el lector tiene siempre la agradable sensación de que cualquier cosa puede ocurrir.
Además, su peculiar humor sigue ahí. Cuida mucho el equilibrio entre los aspectos aventureros, cósmicos, de la serie y lo familiar, cotidiano. Ésta ha sido una de las claves del género, desde que Kirby y Lee lo reinventaran en los sesenta. Lo sabe y lo convierte en uno de los pilares de la historia. Un gran trabajo, no se lo pierdan.

Florentino Flórez

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